Hacía tiempo que tenía pendiente esta novela porque me gusta mucho el autor y este año sentí que había llegado el momento de leerla. Hoy traigo al blog Doña Luz dentro del reto todos los clásicos grandes y pequeños 2022, nivel 1 "clásico en cuyo titulo aparece el nombre de un personaje".
Editorial: Edicomunicaciones S.A. Fecha de publicación:1879/1994. 240 pág.
El autor: Juan Valera nació en Cabra ( Córdoba) y murió en Madrid en 1905. Curso estudios de filosofía en Málaga y Derecho en Madrid y Granada. Tras varios destinos como agregado diplomático en Nápoles y Rusia y otros lugares y países, ejerció una intensa actividad literaria cuya valía le hizo merecedor de acceder a la Real Academia de la Lengua en 1861. Opositor en su estilo al materialismo estético imperante en la época, Valera concibe sus novelas como un despliegue de imaginación y expresividad subjetiva.
Entre sus novelas destacan: Pepita Jiménez, 1874, Doña Luz, 1879, Juanita la Larga, 1895 y Genio y Figura,1897.
Argumento: En esta obra admirable, Valera nos relata la historia de Doña Luz, hija del marqués de Villafría, cuando niña la pequeña Luz vivió en distintos lugares.A morir el marqués, este confía a su hija de 15 años al cuidado del administrador Don Acisclo. El hombre cuida bien de doña Luz quién permanece en el pueblo llevando una vida ejemplar, haciéndose querer por todo el mundo, pero desdeñando a cualquier posible pretendiente.
Análisis de la novela y opinión personal: Doña Luz es la hija natural del marqués de Villafría ( que la ha reconocido), de su madre en cambio no recuerda nada, solo sabe que se llamaba Antonia Gutiérrez y era costurera. Tras la muerte de su padre cuando ella tenía 15 años, la joven vive en casa de Don Acisclo, el antiguo administrador del marqués.
Sin apenas rentas ( su padre murió arruinado) y con el estigma de ser hija ilegitima, Doña Luz está decidida a no casarse, sabe que en su situación no podrá realizar un buen matrimonio y los pretendientes que la solicitan ( algunos incluso ricos) repugnan por lo plebeyo y pueblerino a su natural culto y delicado; así que Doña Luz vive retirada, amable con todo el mundo pero aceptando solo el trato de un selecto grupo de amigos: su atento protector Don Acisclo, el cura, Don Miguel, el médico Don Anselmo y Doña Manolita, la alegre hija de este.
Sin embargo esta situación dará un giro cuando lleguen a Villafría dos hombres muy distintos: primero El padre Enrique, fraile dominico sobrino de Don Acisclo, que vuelve de Filipinas para recuperar su quebrantada salud y más tarde Don Jaime, el futuro representante de Villafría en el Congreso.
Dividida en veinte capítulos con título y una conclusión o Epílogo, narrada en tercera persona por un narrador omnisciente y con un estilo cultivado, muy descriptivo y un fino sentido del humor, Doña Luz no solo nos presenta un triángulo amoroso, sino que nos sumerge de lleno en el ambiente andaluz de la época: sus casas, comidas, costumbres, devociones, además de realizar una acerada crítica repleta de ironía, a la política del momento (que él conocía muy bien), a los diputados que ganan votos por el sistema de repartir "el turrón" (puestos de trabajo, prebendas, dinero e influencia) y aquellos que no visitan sus circunscripciones ni por casualidad y cuidan de sus electores " desde lejos" y en Madrid.
Los personajes, no son muchos, pero están muy bien perfilados, tenemos a Doña Luz, una joven hermosa, culta, educada, inteligente, bondadosa, llena de todas las virtudes y con un defecto principal, el orgullo, que la hace guardar las distancias con los jóvenes del pueblo, porque su fina sensibilidad ve con "repugnancia" la zafiedad de sus pretendientes. Esto la convierte en " presa fácil" ( por decirlo de alguna manera), para los dos hombres que entraran en su vida: El padre Enrique, el dominico que llega a Villafría después de muchos años en Manila, enfermo de cuerpo, pero en la plenitud de sus facultades intelectuales. su claro ingenio, su discreción, su prudencía, tocaran el corazón de Doña Luz, que sin embargo no olvidará la condición de religioso de Enrique y su santidad. Y Don Jaime de Pimentel y Moncada, brigadier de caballería, héroe de la guerra de África, joven y gallardo, mundano desprendido y con un espléndido futuro por delante.
Alrededor de ellos: Don Acisclo, el administrador del marqués, que a cuidado a Doña Luz como un segundo padre, tutelándola y protegiéndola desde los quince años; honrado y trabajador, que si bien se ha aprovechado de la mala cabeza del marqués para enriquecerse, lo ha hecho en menor medida que podrían haber hecho los demás.
Don Miguel, el bondadoso cura del pueblo, tan sencillo que se hace querer, aunque muchas veces no entienda las discusiones elevadas y se duerma durante las conversaciones filosóficas.
Don Anselmo, el médico, hombre despejadísimo y no sólo hábil e instruido en su profesión, sino de variada lectura y singular facilidad de palabra.
Manuela, más conocida como Doña Manolita, alias La culebrosa, la hija de médico y amiga del alma de Doña Luz, morena, menuda, vivaracha, leal, de agudo ingenio, juiciosa y reflexiba en lo importante.
y Pepe Güeto, prometido de Doña Manolita, su opuesto, serio, grave, reservado, maduro, formal y rico labrador de Villafría.
Me ha gustado mucho Doña Luz, más de lo que pensaba, aunque es una novela bastante descriptiva. El estilo impecable del autor, el estudio del carácter y la psicología de los personajes, el modo de retratar las pasiones humanas que se entrecruzan, incluso el ligero "suspense" de los últimos capítulos, me han convencido.
Para terminar: " El amor no ha de buscarse, ha de aparecer, ha de surgir de un modo providencial. Se busca fortuna, se buscan aventuras, se buscan negocios y, tu lo has dicho, se busca colocación, pero el amor no se busca".
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¡Hola! Yo no soy muy de novelas descriptivas pero este me llama en algún que otro aspecto así que no digo que no vaya a leerlo. Un besote :)
ResponderEliminarCuántos años sin leer nada de Valera! Y esta novela ni siquiera la conocía. Bien apuntada me la llevo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Ja, ja. Creí que ya nadie leía a Valera. Ya ni yo leo a Valera. Es un autor que me encanta y al que leí mucho en aquellos años míos en que solo leía siglo XIX y literatura española del XX. Los cinco libros leídos lo fueron entre 1980 y 1998. Recuerdo que el último Las ilusiones del Dr. Faustino, lo encontré en París, en una librería española. Juanita la larga, Pepita Jiménez, este de Doña Luz y Morsamor, son el resto.
ResponderEliminarNo es un autor que sienta necesidad de releer, pero creo muy necesario conocerlo.
Un beso.
¡Madre mía! la leí hace tanto tiempo que lo puedo contar hasta en décadas😅
ResponderEliminarY me alegro muchísimo que la hayas traído porque le guardaba un gran cariño, pero apenas recordaba nada.
Besos 💋💋💋
Hola Mar, pues mira conocía al autor, pero no esta obra. Y me gusta lo que cuentas. Lo apunto para cualquier otra ocasión.
ResponderEliminarUn besazo
Buenas tardes, Mar:
ResponderEliminarNo te imaginas la de años que hace que no toco un libro de Valera. Creo que fue en el colegio. Me gustaba mucho y no sé por qué razón no vuelvo a él. En algún momento volveré a cambiar mis hábitos de lectura y comenzaré por los autores que me gustaron cuando aprendí a ser lectora de clásicos. Gracias por recordármelo!!
Un abrazo y gracias por la estupenda reseña!!
De mis años de dar clase recuerdo que a los alumnos les gustaba mucho "Pepita Jiménez", novela que se la pusimos de lectura obligada o recomendada durante varios cursos. Luego fuimos viendo que iba decayendo el interés en la misma.
ResponderEliminarLa verdad es que Valera es dentro de los autores realistas españoles del XIX el considerado menor, pero con todo y con ello su nivel es interesante. Sucede que hoy ha descendido mucho la cultura eclesiástica de los lectores y estas historias que tienen como elemento importante la represión religiosa no gustan o no se entienden hoy.
Sobre que sea una novela demasiado descriptiva hay que decir que la mayoría de la literatura del XIX lo es. No será hasta la renovación de la novela que pretende hacer Miguel de Unamuno que los autores vayan eliminando tanta descripción. Otro de los motivos de que hoy Valera y algunos otros realistas no sean tan leídos se debe precisamente a esto. Estamos habituados a novelas dinámicas, vertiginosas, de mucha acción y escasa descripción.
Veo, Mar, que "Dª Luz" te ha servido para ir avanzando en un montón de retos. Me alegro (ja, ja...)
Un beso
Años ha que leí Pepita Jiménez, Mar. Juan Valera me trae muchos recuerdos de mis años de estudiante, una época en la que los clásicos nacionales me acompañaron mucho. No recuerdo haber leído Doña Luz, pero no la descarto. Besos.
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