El verdugo de Gaudí de Aro Sáinz de la Maza.

Conocí a Aro Sáinz de la Maza en una Semana Negra, creo que fue en la presentación de El Ángulo Muerto y me gustó mucho como comunicaba el autor y lo que contaba, así que me apunté el titulo del libro en una de mis interminables listas de " por leer" que me acompañan a todas partes, pero como ya sabeís lo que pasa, sobre esa novela empezaron a acumularse otras lecturas y el autor fue quedando en el olvido.

Sin embargo últimamente no dejaba de ver al autor por todas partes, Facebook, blogs... y las opiniones eran todas tan buenas que en cuanto terminó el confinamiento fuí a una librería y me compré La primera novela de la serie, El verdugo de Gaudí ( publicado anteriormente con el titulo de El asesino de la Pedrera ( me gusta más el titulo actual) y fue una decisión muy acertada.

                   Editorial: Booket. Fecha de publicación: 2020. 694 pág.

El autor:  Aro Sáinz de la Maza nació en Barcelona, ciudad donde además de jugar a voley-playa y frecuentar librerías, se entretiene poniendo nombre a todos sus prejuicios. Es escritor, editor y tutor narrativo de varios autores. Inició la serie protagonizada por el Inspector Milo Malart con su novela El verdugo de Gaudí, a la que en 2016 seguiría El Ángulo Muerto, Dócil es la tercera entrega de la serie, en 2020.

Argumento: En la fachada del emblemático edificio de La Pedrera de Gaudí, aparece colgado un cuerpo en llamas a pocos días de la consagración de la Sagrada Familia por el Papa. Cuando los investigadores del crimen se encuentran en un callejón sin salida, El inspector Milo Malart. apartado del servicio por un expediente disciplinario- se reincorpora al Departamento de Homicidios para ayudar a esclarecer el brutal asesinato. 

Análisis de la novela y opinión personal: El verdugo de Gaudí comienza con un prólogo que nos lleva a  Barcelona en 1990, un joven abandona el centro donde ha vivido hasta entonces y emprende una nueva vida decidido a que nada le detenga. 20 años después, en 2010 y también en Barcelona, El cadaver de Eduard Pinto, exconseller de Cultura de la Generalitat, aparece quemado y colgado en los balcones de la fachada de la Casa Milá, uno de los edificios más conocidos de Gaudí. El asesino además, ha grabado la agonía de la víctima y las imágenes se reproducen tanto en la televisión como en Internet, llenado a la gente de horror.

Pese a las investigaciones, van pasando los días y El Departamento de Homicidios de los Mossos d Escuadra es incapaz de descubrir quién está detrás del macabro crimen. Con la desaparición de otro alto cargo y la inminente visita del Papa, que viene a consagrar la Sagrada Familia, en un acontecimiento sin precedentes´, La jueza Susana Cabot, instructora del caso, recurre a Milo Malart, un inspector suspendido de empleo y sueldo y con un talento especial para meterse en la mente del asesino, eso si, Milo deberá comprometerse a visitar a un psicólogo, cita que lleva tiempo posponiendo y tener por " niñera" a la Subinspectora Rebeca Mercader, recién incorporada al Departamento.

Aunque a la mayor parte de sus compañeros no le hace mucha gracia volver a trabajar con él, todos deberán arrimar el hombro si quieren detener al asesino y el tiempo se acaba...

Dividida en un Prólogo y 29 Capítulos, El verdugo de Gaudí está narrado en tercera persona por un narrador omnisciente que nos irá contando todo lo que pasa, aunque la narración es lineal, también nos encontramos con algunos flashbacks que nos permitirán conocer hechos del pasado e incluso acercarnos hasta el asesino, a través de los pensamientos de Milo.

El estilo del autor es sencillo, ágil y dinámico, sin embargo hacia la mitad de la novela, el ritmo decae un poco, va haciéndose más lento t la historia un poco más enmarañada, no obstante pasando ese bache, la narración vuelve a agilizarse y el final llega casi sin darnos cuenta.

En cuanto a los personajes, ( solo voy a hablar de los más interesantes) tenemos a Milo Malart, el protagonista, un hombre atormentado por una pérdida familiar de la que se siente responsable. Milo es egoísta, solitario, con un carácter endiablado, unos métodos poco ortodoxos y una capacidad para "comprender" al asesino que no juega precisamente a su favor.

A Rebeca Mercader, Subinspectora procedente de Gerona, que se convertirá en la "niñera" de  Milo, inteligente e intuitiva, viste siempre con camisetas de grandes letras, tras las que parece parapetarse como para darse confianza, es lo más opuesto a Milo y su mayor "sufridora·.

A Susana Cabot, juez de instrucción encargada del caso, buena amiga y ex-amante de Milo, se ha convertido con los años en su mayor apoyo. Una mujer sensata que nunca pierde la cabeza.

A Toni Crespo, un joven sargento compañero de Milo,  el único del Departamento que se alegra de que su vuelta al trabajo y que le ayudara en todo lo que pueda.

Y a Barcelona, la ciudad en que transcurren los hechos y que se convierte en un personaje más, con sus hermosos edificios de Gaudí, el Mundial de Fútbol, la visita del Papa, acogedora y cálida, pero también corrupta y falta de escrúpulos, una ciudad en la que todo vale y en la que políticos, financieros, periodistas y policía, son capaces de hacer cualquier cosa y sacrificar a cualquier persona con tal de conseguir lo que desean.

El verdugo de Gaudí me ha gustado mucho y pese a sus más de seiscientas páginas la he leído en apenas dos días y no era capaz de dejarla, confieso sin embargo que hacía la mitad , la novela se me hizo algo pesada, el ritmo se ralentizó y no entendía a que venían varias de las cosas que se contaban, pero luego, de repente, el ritmo se volvió más ágil, todo comenzó a cobrar sentido y fue un no pasar de leer.

Me ha convencido Milo Malart como personaje pese a ser un poco "agonías", pero también os digo que no hubiera soportado trabajar con él ni medio minuto y que me parece que Rebeca tiene más paciencia que un santo.

También Rebeca y Susana me han gustado y espero que continúen en las siguientes entregas de la serie.

La ambientación me ha parecido estupenda y yo que conozco  Barcelona, pero no demasiado, me he visto paseando por sus calles, sus plazas y sus parques y ante los hermosos edificios de Gaudí, lo que me ha hecho disfrutar aún más de la historia.

La verdad es que en cuanto pueda, continuare con el Ángulo muerto y Dócil.

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