domingo, 28 de septiembre de 2025

Todos los veranos del mundo de Mónica Gutiérrez Artero.

Después de unos meses en blanco en los que no fui capaz de escribir ni dos letras seguidas, hoy vuelvo al blog con una novela que me acompañó en los últimos coletazos del estío, Todos los veranos del mundo de Mónica Gutierréz, una autora que es para mi un refugio cuando las cosas se ponen difíciles.

Editorial: B de Bolsillo. Fecha de publicación: 2018 (2025).208 páginas.
La autora: Mónica Gutiérrez. Nació y vive en Barcelona. Es licenciada en Periodismo por la Universitat Autónoma de Barcelona ( UAB) y en Historia por la Universitat de Barcelona (UB). Apasionada lectora, escribe novela, relatos y poesía. En la actualidad compagina la escritura de ficción con la docencia y suele charlar de literatura con buenos amigos en su blog Serendipia. Debutó en el mundo de la publicación con Cuéntame una noctalia y las buenas críticas de Un hotel en ninguna parte, su segunda novela, ha mantenido a la autora durante más de un año en la lista de los más vendidos. Ha publicado también. La librería del doctor Livingstone,Todos los veranos del mundo, Próxima estación, Sueño de una noche de teatro y Club de lectura para corazones despistados, Una Navidad escocesa y La editorial del Señor Bennet.
Argumento: Decidida a casarse en Serralles, el pueblo de todos los veranos de su infancia, regresa a la casa de sus padres para preparar la boda y reencontrarse con sus hermanos y sobrinos. La pequeña localidad al pie de los Pirineos ha permanecido casi inmutable en el tiempo con sus amables habitantes y sus gratos recuerdos. Un lugar sin sorpresas, hasta que Helena tropieza con Marc, un buen amigo al que ha perdido de vista durante muchos años, y la vida en el pueblo deja de ser tranquila- Quizá sea el momento de refugiarse en la nueva librería con un té y galletas, o acostumbrarse a los excéntricos alumnos de su madre y a las terribles ausencias. Quizá sea tiempo de respuestas, de cambios y de vendimia. Tiempo de dejar atrás todo el lastre y aprender al fin a salir volando.


Análisis de la novela y opinión personal: Helena regresa a Serralles, el pueblo de los veranos de su infancia, tras dos años de ausencia. Si por ella fuera igual no hubiera vuelto (hay demasiados recuerdos y no todos buenos), pero la han despedido del prestigioso bufete en el que trabajaba ( Helena es abogada), va a casarse y como a su madre y a su prometido, Jofre, les ha parecido buena idea que la boda se celebre en la casa familiar, debe empezar con los preparativos ( ya que por tener no tiene ni vestido).
Pero Serralles, aunque sigue igual, con su olor a galleta, sus calles empedradas, el bar La Cacerola y sus aceitunas, las mejores del mundo y los fríos arroyos en los que es un placer sumergir los pies en las cálidas tardes de verano, también ha cambiado, la masía que fue su hogar ha sido reformada casi por completo, la madre ha montado en ella una escuela de cocina rural y los alumnos se pasan el día entrando y saliendo ( además de elaborar platos incomibles) y lo peor es que nadie, ni su madre ni sus hermanos,se lo han contado para no disgustarla (¡como si no resultara peor enterarse por sorpresa!). Helena se siente sola, triste, incomprendida y se refugiará en la Biblioteca voladora, en su excéntrico librero, su té y sus bollos delicious (otro de los cambios).
Sin embargo será el reencuentro con Marc, su amigo y compañero de la niñez y al que lleva casi veinte años sin ver lo que haga a Helena reflexionar y descubrir quién es y quién quiere ser.
Dividida en 22 Capítulos con título y narrada en primera persona por Helena, la protagonista, Todos los veranos del mundo es una historia sencilla y amable que nos habla de pérdidas y nostalgia, de la aventura e inocencia de la infancia, de la belleza de los reencuentros, y la libertad que nos aporta ser nosotros mismos. Un bálsamo para corazones heridos que nos invita a emocionarnos, a disfrutar de lo que nos rodea y a perder el miedo a volar.
Como en todas las novelas de Mónica que he leído, la metaliteratura juega un papel importante, algo que me encanta, no solo por las referencias a alguna de mis novelas favoritas. Alicia en el País de las Maravillas, El señor de los anillos, Jonathan Strange y el señor Norrell sino por la adorable Biblioteca Voladora y su singular librero (pocas cosas me gustarían más que pasearme entre sus estanterías y tomar el té con bollos delicius mientras hablamos de clásicos).
La ambientación es estupenda, la pequeña localidad de Serralles donde se desarrolla la acción me ha enamorado porque es un lugar lleno de magia, su olor a canela y vainilla, las noches de chocolate frente a la chimenea al final del verano, el apoyo que se prestan los vecinos, la sensación de esperanza y plenitud al pasear por sus calles... incluso le he cogido cariño a la escuela de cocina y a sus estrafalarios alumnos.
Los personajes están muy bien perfilados y me han parecido entrañables: Helena, la protagonista, una joven perdida y asustada que oculta su dolor tras una vida meródica y ordenada, centrada en el trabajo y en su relación con Jofre, un juez rígido y cuadriculado con el que lleva cuatro años y con él que va a caserse porque es lo que toca. En mi opinión es el personaje que más evoluciona y en todos los aspectos, laboral, familiar, con su madre y hermanos y sobre todo sentimental.
La madre, que ama a sus hijos pero no sabe como demostrarlo porque el de los gestos cariñosos era su marido y que ha montado la escuela de cocina para ahuyentar la soledad y ofrecer un refugio a seres tan solitarios como ella.
Xavier, el hermano mayor, divorciado de su esposa a la que a pesar de todo sigue queriendo, pero a la que dejó de lado para centrarse en sus novelas ( es escritor), divertido, cariñoso, con un punto de excentricidad, y el mejor confidente. Tiene dos hijos, Ana, doce años, seria y perspicaz, habla poco y sonríe menos, y Miquel, seis años, inocente y feliz.
Silvia, la hermana pequeña, algo locuel pero fiel y vehemente, luchadora incansable por lo que cree y por los que quiere.
Marc, el amigo de la infancia y el compañero de los veranos de Helena, aunque llevan un montón de años sin verse, la reconexión entre ellos es inmediata porque ni los viajes, ni otros amores ni el tiempo lo han cambiado en el fondo, sigue siendo el mismo niño de entonces, el eterno Peter Pan que quiere ayudar a su Wendy a volar.
El señor Serra, con su parecido a Eduardo Mendoza, es un jubilado viudo que se ha mudado a Serralles y se ha apuntado a las clases de cocina de la madre de Helena buscando calidez y compañía.
Jonathan Strange,propietario de la Biblioteca Voladora, amante de los clásicos, el té, los bollos y la buena conversación.
Sin olvidarnos de Antonio y Milagros, dueños de la Cacerola, a Tinet, el pastor o al vikingo florista...
He disfrutado muchísimo con la lectura de Todos los veranos del mundo una historia llena de encanto, que me ha trasmitido mucha paz y serenidad en el momento en que más lo necesitaba, De la mano de Mónica he vuelto también a los veranos de mi infancia en el pueblo, a los paseos en bicicleta, los juegos, las risas y la felicidad de la niñez, donde todo parece posible...
Me ha gustado mucho la evolución de Helena, con la que al principio tuve mis más y mis menos, aunque mi personaje favorito ha sido sin duda Jonathan Strenge ( con el permiso del Sr Livingstone).
Si no habéis leído nada de la autora os la recomiendo de todo corazón, no os arrepentiréis.
Para terminar: "Si en los tribunales me preguntasen bajo juramento que es la perfección contestaría sin dudar que una tarde de verano con los pies descalzos, a la orilla de este arroyo, con un palo en la mano y aquel niño inasequible al desaliento de mi timidez".

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1 comentario:

  1. Buenos días, Mar, y bienvenida de nuevo!!

    El verano es para desconertar, para sanar y recuperar fuerzas. Me alegra reencontarme contigo.
    No has podido encontrar mejor autora para hacer todo esto. Mónica siempre consigue apaciguarnos con sus palabras.

    Un abrazo y feliz semana!!

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