Neruda fue el poeta que marcó mi adolescencia con Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada, junto a Bécquer y sus Rimas,( ¡cuán diferentes ambos! ), en aquellos momentos el poeta me pareció todo un descubrimiento, alguién que no sólo escribía maravillosamente a decir de mis profesores, sino que ponía voz a todos los sentimientos a los que yo intentaba dar salida con mis propios poemas, mi favorita era, como la de muchos " puedo escribir los textos más tristes esta noche..." y durante mucho tiempo me la supe de memoria ( ahora sólo recuerdo fragmentos), y aunque me sigue emocionando igual que entonces, prefiero dejar constancia aquí de otro de esos poemas, igual de preciosos pero menos conocidos, para ver si os gusta como a mi, y un ruego,¡ por favor leed a Neruda!, no sabeís lo que os perdeís si no lo haceís...
Hemos perdido aun este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.
Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.
Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.